Salimos a
reconocer el barrio
dos
hermosas niñas,
una mujer
irrepetible y yo.
Entramos a
una tienda
demasiado
cara
que nos
encantó con sus muebles, sus adornos,
como para
lugares
más grandes
que los nuestros.
Luego vamos
a otro local
donde está
el computador
que
compraré para escribir
-sólo que a
un precio mayor
del que
pienso pagar en realidad-
Regresamos
por un camino
diferente,
para que la chica
más pequeña
pueda jugar
un rato en
Cierta Plaza
Allí nos
pilla la sed, allí
nos pilla
el hambre,
allí nos
pilla el sol.
Mientras
ellas se devuelven
a la casa,
yo parto
hacia el
supermercado
a buscar
algunas botellas.
Bien.
Conocimos
el barrio.
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