Repaso mi vida
laboral. Sostengo que de la visión de cada uno de los lindos jefes que he
tenido, debe deducirse una especie de visión de lo que ha sido la democracia en
Chile.
De esa pega salí con el dudoso contacto para trabajar en una
empresa estatal, recién asumido el gobierno de Aylwin. Ahí trabajé otra vez de
madrugada, atendiendo público desde las 6 de la mañana. Mi contacto era ni más
ni menos que el gerente general o algo así de la empresa: un ex jefe de
organización de izquierda, actual millonario. Aunque la pega era miserable,
igual se cobraba el favor, ya que a poco de ser contratado, pasó un sujeto
exigiendo que todos los elegidos nos inscribiéramos en el PS. Yo no quise, me
metí al sindicato de la empresa y desde ahí conocí cómo los recién asumidos en
el gobierno se hacían amiguitos de los que habían mandado en dictadura. Gran
lección de política. Años 1990 al 1991.
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