jueves, 24 de julio de 2014

5.- Compañeros (segunda parte)

Repaso mi vida laboral. Sostengo que de la visión de cada uno de los lindos jefes que he tenido, debe deducirse una especie de visión de lo que ha sido la democracia en Chile.



Con lo poco que aprendí de computación, me bastó para entrar a trabajar a sueldo en la campaña presidencial de Patricio Aylwin. Administraba la repartición de material propagandístico a todo el país. Mi jefe directo era un productor teatral de cierta alcurnia, que usaba el pelo con colita y andaba sin zapatos en la oficina; en esos tiempos, eso era muestra clara de ser de avanzada. Pero yo no tenía contrato y me pagaban el mínimo. Mis vacaciones consistieron en irme un mes para la casa sin sueldo.  En el lugar reinaba un ambiente de triunfalismo intelectual: pululaban videastas, escritores, gente del teatro, todos felices del regreso de la democracia. Su democracia. Hacia los del perraje igual había una mirada condescendiente que molestaba, salvo honrosas excepciones.  Años 1989-1990 aproximadamente.

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