Y
los viejos que se dejan matar por un caballo
A
las once de la noche de un domingo en Blanco Encalada
No
pasa ni la mitad de una micro que los saque de aquí
Paran
el dedo y se juegan la última moneda en algún auto que les lleve hacia la luz
Sin
un dios que se pronuncie mientras el caballo ganador pasó de largo a las cinco
de la tarde
Es
urgente nuestro norte mientras es tan triste cada sur
Y
los viejos que se dejan arrasar por la más grande sed
Y
los viejos que se dejan derrotar mientras tratan de ganar
Hasta
que alguien los encuentra muriendo por ahí
Y
aunque sigue siendo tarde los persigue su reloj
Y
ya se les fue todo su tiempo y no volvió a mirar sus restos
Sus
zapatos sus fotografías de la lluvia sus boletas de la deuda impaga
Y
los viejos que se dejaron arrasar por su buena salud
Tarareando
la canción de amor caminando lo impagable
Sin
un minuto que los muerda o un beso que los saque desde aquí
Y
los viejos que pretenden vivir de sus caballos
Son
las doce de los días y perdiéndose en las avenidas
Pasan
tantas micros que con sus bullicios los despiertan para no morir
Suenan
cuecas tangos suenan blues
Y
dios que se pronuncia repitiendo su condena entre lo que se arde
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