Aquí están los niños solos de Santiago
de Chile
ofrecen saciar la sed con Coca-Cola
venden
estiquers, calendarios, agendas para el bolsillo de la dama y el caballero.
Aquí están las niñas solas en el
centro, apenas dan sombra, apenas se salvan de una muerte, apenas juntan
monedas para llegar al último de sus quince minutos.
Aquí están los solitarios vueltos
niños en el centro de Santiago, nadie sabe sus nombres, todos saben su precio.
Los perros que debieran ladrarles prefieren ladrarle a las micros.
Aquí están los niños, solos en la
vereda de su eternidad friolenta, sentados cuentan ángeles que caen, ya no
vamos a hacer nada, ni diremos nada, ves que sangra su sol, ves que se deshojan
las flores de sus manos, ves venir el viento con su nube del porte del planeta,
ves que llega y llega la noche y ellos no se guardan de ella.
Aquí están los niños solos del centro
de Santiago: juegan en una escala mecánica que no los llevará hasta el cielo.
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